Max nos habló en varias ocasiones de un chico vasco (Pantxo)
que viajaba en un barco de 8 metros con su pareja. Lo había conocido en Brasil
y justo antes de encontrarnos a nosotros había estado con él. Max también le
habló de nosotros, así que hay veces que ya conoces a gente sin haberla visto.
El día que llegamos para fondear en Clifton vimos un pequeño barco color verde
aceituna que se iba. Después, de camino a Chatam Bay, vimos que ese barco
estaba fondeado en Frigate Island, y una semana después vemos aparecer el barco
en Chatam Bay. Él ya conocía al Mola
Mola y nosotros al Band a Part. Estos detalles de comunicación, sin teléfono,
sin internet, sin AIS ni radar son una pasada, creemos que así funcionaban
antes las cosas y así se encontraba la gente de una manera natural.
Tras la estela del Band a Part (un jeanneau sangría) aparece
una proa que se me hace muy familiar, rápidamente le digo a Bea que ese es un
dufour Arpege y en él un chico joven Carlos, de San Sebastián. Ellos se habían
conocido en Frigate Island, y ya que los dos están ahora navegando en solitario
(la pareja de Pantxo ha vuelto a Francia, y él en breve) están haciendo parte
de sus trayectos juntos.
La historia de los dos, cómo de mucha gente que nos
cruzamos, es muy interesante. Pantxo y Arantxa salieron de Francia hace 3 años
y medio con su Sangría y después del Cantábrico, Portugal, Madeira, Canarias,
Cabo Verde, Brasil, han llegado este año al Caribe. Pantxo lleva casi toda la
vida viajando, primero de mochilero por
muchas partes del mundo y ahora en su barco. Ha estado ligado también
profesionalmente al mundo de la vela, trabajando incluso en algún equipo
figaro, cómo patrón que hacía los portes del barco entre regata y regata. Su
sonrisa y su paz te hacen sentirte muy agusto con él. Otra persona más a la que
le brillan los ojos. Ahora sus planes son regresar a Francia (antes intentarán
vender el barco), hacerse una casa, tener una familia e ir preparando otro
barco para seguir navegando por el mundo.
Carlos no sabía nada de vela ni de barcos, pero conocía de
primera mano las vivencias de su amigo de monte Julio Villar (escribió el
famoso libro Eh Petrel!!). En una ocasión, hablando de la posibilidad de hacer
un viaje así, Julio le dijo a Carlos que lo que tenía que comprarse en caso de
emprenderlo era un Dufour Arpege (el Atlantis, nuestro anterior barco era este
modelo). La cosa quedó ahí, hasta que un día trabajando en el bar (en San
Sebastián), vió en la puerta del baño un anuncio de un barco que se vendía, y
que casualidad era un Dufour Arpege. Carlos llamó, fue acompañado a la visita
con Julio, y…. no hay más que hablar: se compró el barco y a los seis meses
estaba zarpando en pleno diciembre de 2013 rumbo Canarias con Julio a bordo. De
Canarias a Cabo Verde fue su debut en solitario y en febrero se cruzó el
charco. Carlos no sabrá mucho de vela, pero personalmente pienso que ya es un
gran navegante o que lo será. Muchas veces, la actitud, el interés y la pasión
son mucho más importantes que los conocimientos, que obviamente llegarán a base
de navegar. Carlos emana aventura por sus poros y, otra persona más, que le
brillan los ojos.
Hemos pasado dos días geniales con ellos. Gente joven en
barcos modestos haciendo realidad un sueño y enganchándose a esta manera de
vivir que está tan lejos, en sus maneras, de la que llevábamos. No hay día que
pase que no pensemos lo privilegiados que somos por estar viviendo esto y lo
acertado de nuestra decisión cuándo pusimos rumbo sur en nuestras vidas. Quién
sabe, quizás algún día nos encontremos de nuevo en algún atolón del pacífico,
ojalá!!!
La noche antes de que se fueran de Chatam Bay fuimos
caminando a una playa cercana, Bloody Bay. Nos costó llegar, pero al fin
encontramos el sendero cuesta abajo hasta llegar a una playa salvaje. La
intención de la visita era intentar ver a las tortugas, que en esta época y con
la luna llena van a la arena a poner sus huevos (por lo visto en la misma playa
donde nacieron). Hicimos una hoguera y cenamos unos snapper que Carlos había
pescado. De repente vemos una luz que parece bajar por el sendero hacia la
playa, llega hasta unos 40 metros de nosotros y apaga la luz. Nosotros le
hacemos unas señales intermitentes con la linterna, pero no aparece nadie. Al
cabo del rato vemos que la luz está subiendo por el sendero otra vez. Pensamos
quién podría acercarse a una playa tan solitaria de noche y para qué, y porqué
se habrá dado la vuelta? A los 20 minutos vemos que la luz empieza a bajar de
nuevo por el sendero. Nosotros ya nos disponíamos a marchar de la playa, así
que decidimos hacerlo acompañados de unos palos por si acaso. Carlos encabeza
la expedición y cuando llegamos a la altura de la luz nos saludamos y el señor
nos explica que trabaja controlando las tortugas y que nadie vaya a hacerles
daño a ellas o a los huevos. Le dijimos que teníamos un poco de miedo y que por
eso llevábamos palos, a lo que él nos contestó que también iba preparado,
sacando un cuchillo que llevaba escondido en el antebrazo y en ese momento nos
echamos todos a reir!!!
Ya llevamos 10 días en Chatam Bay y es un auténtico paraíso.
No hay pueblo, sólo unas chabolas de pescadores y cuatro bares que hacen
barbacoas. Los locales son amables y Neta puede pasear por la playa. Aquí la
pesca es algo espectacular, cada amanecer y anochecer salimos a pescar, lo
justo para comer, pero no hemos parado, incluso algún pez grande de 4 kilos que
hemos cenado con otros amigos bretones (Annik y Jean Claude). También hay una
ola en la parte sur de la bahía, pero sólo la he podido surfear un día porque
el resto ha estado el mar muy quieto.
Y así pasan estos días, tan buenos que a veces parece un
sueño y el veneno de esta aventura cada vez se nos mete un poco más dentro.
Las fotos, como siempre, desordenadas....
6 comentarios:
Que buena!! me alegra ver que lo habeis conseguido!!
Edu no se si te acordaras, estuve viendo el Atlantis cuando lo vendiais, ya me comentaste en aquel entonces que teniais pensado todo esto,
al final conseguisteis el Melody y con ello vuestro sueño.
Me alegro mucho. Seguid bien y ojala coincidamos algun dia en algun puerto.
Saludos!
iker
Hola Amigos !Estoy leindo el blog en el barco de unos amigos vascos, y ellos tambien conocieron a Panxo !! Asi que todos tuvimos tambien los ojos que brillan :)
Yo tambien conocí a Pancho, mi novio ya lo conocía jejeje...habian coincidido antes! :) mirando blog de travesias por internet he dado con el vuestro y no he podido resistir la tentacion de poner un comentario...me encanta la sensacion de que el mar, y el mundo sean tan grandes y chiquitos a la vez. Estuvimos con Pancho en Carriacou (Grenada) lo tenia en el varadero, listo para vender...no sin antes disfrutarlo un poco mas. Quizas algun dia nos conozcamos, disfrutad mucho por esos lares. Un abrazoooo llenito de energia positiva. Gema
Gracias Gema por escribirnos. En que barco estáis y dónde? Un abrazo para vosotros también
El barco se llama Amares...yo estoy ahora en Canarias...y el Capitan jeje, David, Ghandi para los amigos, cruzando el charco en esta direccion...asique estoy esperando el regreso, con ganas! Sabeis por donde anda Pantxo? dadle un abrazo de mi parteeee
hola molamola!
aqui David, el capitán del Amares. Estamos disfrutando de la lluvia y el sol en Horta, Azores. Me contó Gema la historia de vuestro blog y la entrada con Pantxo. Total, que me la ensennia, y según leemos le digo "Carlos, Arpege... me suena. Creo que lo conocí en La Restinga". Y según leo cómo consiguió el barco, la risa ha sido buena!! al final el mundo de la vela acaba siendo muy muy pequennio y entranniable.
un abrazo gigante desde acá para ustedes, buena proa!
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