miércoles, 16 de abril de 2014

Ojos que brillan

Max nos habló en varias ocasiones de un chico vasco (Pantxo) que viajaba en un barco de 8 metros con su pareja. Lo había conocido en Brasil y justo antes de encontrarnos a nosotros había estado con él. Max también le habló de nosotros, así que hay veces que ya conoces a gente sin haberla visto. El día que llegamos para fondear en Clifton vimos un pequeño barco color verde aceituna que se iba. Después, de camino a Chatam Bay, vimos que ese barco estaba fondeado en Frigate Island, y una semana después vemos aparecer el barco en Chatam Bay. Él ya conocía  al Mola Mola y nosotros al Band a Part. Estos detalles de comunicación, sin teléfono, sin internet, sin AIS ni radar son una pasada, creemos que así funcionaban antes las cosas y así se encontraba la gente de una manera natural.
Tras la estela del Band a Part (un jeanneau sangría) aparece una proa que se me hace muy familiar, rápidamente le digo a Bea que ese es un dufour Arpege y en él un chico joven Carlos, de San Sebastián. Ellos se habían conocido en Frigate Island, y ya que los dos están ahora navegando en solitario (la pareja de Pantxo ha vuelto a Francia, y él en breve) están haciendo parte de sus trayectos juntos.
La historia de los dos, cómo de mucha gente que nos cruzamos, es muy interesante. Pantxo y Arantxa salieron de Francia hace 3 años y medio con su Sangría y después del Cantábrico, Portugal, Madeira, Canarias, Cabo Verde, Brasil, han llegado este año al Caribe. Pantxo lleva casi toda la vida viajando, primero de mochilero por  muchas partes del mundo y ahora en su barco. Ha estado ligado también profesionalmente al mundo de la vela, trabajando incluso en algún equipo figaro, cómo patrón que hacía los portes del barco entre regata y regata. Su sonrisa y su paz te hacen sentirte muy agusto con él. Otra persona más a la que le brillan los ojos. Ahora sus planes son regresar a Francia (antes intentarán vender el barco), hacerse una casa, tener una familia e ir preparando otro barco para seguir navegando por el mundo.
Carlos no sabía nada de vela ni de barcos, pero conocía de primera mano las vivencias de su amigo de monte Julio Villar (escribió el famoso libro Eh Petrel!!). En una ocasión, hablando de la posibilidad de hacer un viaje así, Julio le dijo a Carlos que lo que tenía que comprarse en caso de emprenderlo era un Dufour Arpege (el Atlantis, nuestro anterior barco era este modelo). La cosa quedó ahí, hasta que un día trabajando en el bar (en San Sebastián), vió en la puerta del baño un anuncio de un barco que se vendía, y que casualidad era un Dufour Arpege. Carlos llamó, fue acompañado a la visita con Julio, y…. no hay más que hablar: se compró el barco y a los seis meses estaba zarpando en pleno diciembre de 2013 rumbo Canarias con Julio a bordo. De Canarias a Cabo Verde fue su debut en solitario y en febrero se cruzó el charco. Carlos no sabrá mucho de vela, pero personalmente pienso que ya es un gran navegante o que lo será. Muchas veces, la actitud, el interés y la pasión son mucho más importantes que los conocimientos, que obviamente llegarán a base de navegar. Carlos emana aventura por sus poros y, otra persona más, que le brillan los ojos.
Hemos pasado dos días geniales con ellos. Gente joven en barcos modestos haciendo realidad un sueño y enganchándose a esta manera de vivir que está tan lejos, en sus maneras, de la que llevábamos. No hay día que pase que no pensemos lo privilegiados que somos por estar viviendo esto y lo acertado de nuestra decisión cuándo pusimos rumbo sur en nuestras vidas. Quién sabe, quizás algún día nos encontremos de nuevo en algún atolón del pacífico, ojalá!!!
La noche antes de que se fueran de Chatam Bay fuimos caminando a una playa cercana, Bloody Bay. Nos costó llegar, pero al fin encontramos el sendero cuesta abajo hasta llegar a una playa salvaje. La intención de la visita era intentar ver a las tortugas, que en esta época y con la luna llena van a la arena a poner sus huevos (por lo visto en la misma playa donde nacieron). Hicimos una hoguera y cenamos unos snapper que Carlos había pescado. De repente vemos una luz que parece bajar por el sendero hacia la playa, llega hasta unos 40 metros de nosotros y apaga la luz. Nosotros le hacemos unas señales intermitentes con la linterna, pero no aparece nadie. Al cabo del rato vemos que la luz está subiendo por el sendero otra vez. Pensamos quién podría acercarse a una playa tan solitaria de noche y para qué, y porqué se habrá dado la vuelta? A los 20 minutos vemos que la luz empieza a bajar de nuevo por el sendero. Nosotros ya nos disponíamos a marchar de la playa, así que decidimos hacerlo acompañados de unos palos por si acaso. Carlos encabeza la expedición y cuando llegamos a la altura de la luz nos saludamos y el señor nos explica que trabaja controlando las tortugas y que nadie vaya a hacerles daño a ellas o a los huevos. Le dijimos que teníamos un poco de miedo y que por eso llevábamos palos, a lo que él nos contestó que también iba preparado, sacando un cuchillo que llevaba escondido en el antebrazo y en ese momento nos echamos todos a reir!!!
Ya llevamos 10 días en Chatam Bay y es un auténtico paraíso. No hay pueblo, sólo unas chabolas de pescadores y cuatro bares que hacen barbacoas. Los locales son amables y Neta puede pasear por la playa. Aquí la pesca es algo espectacular, cada amanecer y anochecer salimos a pescar, lo justo para comer, pero no hemos parado, incluso algún pez grande de 4 kilos que hemos cenado con otros amigos bretones (Annik y Jean Claude). También hay una ola en la parte sur de la bahía, pero sólo la he podido surfear un día porque el resto ha estado el mar muy quieto.

Y así pasan estos días, tan buenos que a veces parece un sueño y el veneno de esta aventura cada vez se nos mete un poco más dentro.

Las fotos, como siempre, desordenadas.... 
red snapper y jurel...esto fue solo el principio!

Rabbirubia que cenamos con los bretones

vaques on the beach

Annik y Jean Claude se van de Chatam

...pero llegan CArlos y Pancho!

qué buscarán??

pez globo y anguila

arbolitos de navidad

lija

con Pantxo


hasta la vista Pantxo!!!

Carlos y su arpege, Gaia

grulla azul

POr fin un pan decente!!!

La peche!!

gafapeich




lentejillas



L´amour....

Grey snapper

apa la costa norte!!

en bloody bay, esperando que las tortugas lleguen para poner huevos


Jean claude cocinando la rabirrubia


el motor del dinghy arrancaba pero no tiraba...se rompió el pasador que iba en la helice

no vimos las tortus poniendo, pero si estos huevos en la orilla.....

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buena!! me alegra ver que lo habeis conseguido!!
Edu no se si te acordaras, estuve viendo el Atlantis cuando lo vendiais, ya me comentaste en aquel entonces que teniais pensado todo esto,
al final conseguisteis el Melody y con ello vuestro sueño.
Me alegro mucho. Seguid bien y ojala coincidamos algun dia en algun puerto.
Saludos!
iker

Sev dijo...

Hola Amigos !Estoy leindo el blog en el barco de unos amigos vascos, y ellos tambien conocieron a Panxo !! Asi que todos tuvimos tambien los ojos que brillan :)

Unknown dijo...

Yo tambien conocí a Pancho, mi novio ya lo conocía jejeje...habian coincidido antes! :) mirando blog de travesias por internet he dado con el vuestro y no he podido resistir la tentacion de poner un comentario...me encanta la sensacion de que el mar, y el mundo sean tan grandes y chiquitos a la vez. Estuvimos con Pancho en Carriacou (Grenada) lo tenia en el varadero, listo para vender...no sin antes disfrutarlo un poco mas. Quizas algun dia nos conozcamos, disfrutad mucho por esos lares. Un abrazoooo llenito de energia positiva. Gema

mola mola dijo...

Gracias Gema por escribirnos. En que barco estáis y dónde? Un abrazo para vosotros también

Unknown dijo...

El barco se llama Amares...yo estoy ahora en Canarias...y el Capitan jeje, David, Ghandi para los amigos, cruzando el charco en esta direccion...asique estoy esperando el regreso, con ganas! Sabeis por donde anda Pantxo? dadle un abrazo de mi parteeee

Amares dijo...

hola molamola!
aqui David, el capitán del Amares. Estamos disfrutando de la lluvia y el sol en Horta, Azores. Me contó Gema la historia de vuestro blog y la entrada con Pantxo. Total, que me la ensennia, y según leemos le digo "Carlos, Arpege... me suena. Creo que lo conocí en La Restinga". Y según leo cómo consiguió el barco, la risa ha sido buena!! al final el mundo de la vela acaba siendo muy muy pequennio y entranniable.
un abrazo gigante desde acá para ustedes, buena proa!