domingo, 13 de octubre de 2013

Anécdotas nocturnas

Cuatro días desde que posamos el ancla en el fondo transparente de la Playa de Los Franceses en La Graciosa. Todavía no había escrito una lineas, pero voy a recordar algunos momentos:

Son las 06:00 UTC del día 8 de octubre. Es nuestro cuarto día de travesía. Bea duerme y a mí me toca guardia. Estoy muy cansado, pero cumplo con mi parte de la guardia: comprobar rumbo, viento, trimado de las velas (ajuste) y rellenar cada hora en el diario de abordo todos los datos de millas recorridas, velocidad, viento, mar, presión y posición GPS. Entro dentro y me siento en la mesa de cartas, abro el cuaderno de bitácora y me encuentro una nota de Bea, escrita para mí una hora antes, cuando ella estaba de guardia. Me saluda con unas ¡¡buenas noches capitán!! y me comenta lo cansados que estamos, los miedos que tiene cuando navegamos y....que me quiere y no se le ocurre mejor plan que cruzar el atlántico con su pequeña familia (manada). No puedo evitar llorar por un buen rato, llorar de alegría, de cómo se puede tener un corazón así, de estar completamente derrotados de cansancio y tener la brillantez de escribir estas notas.
La travesía ha estado bien, pero la actitud de Bea ha sido con diferencia lo más increíble, aprendió, trabajó y navegó como si llevase toda la vida en ello. Disfruta y te lo contagia, te pega el optimismo, siempre todo estaba bien y ni una mala cara. Hemos tenido momentos muy intensos y eso ha sido lo mejor de nuestro viaje.

Son las 23:00 UTC del día 8 de octubre, vemos lejos por la amura de estribor un barco con muchas luces, eso suele ser indicativo de que es un ferry de pasajeros. Cómo es habitual escudriñamos con los prismáticos las luces, buscando las que nos indiquen que parte del barco vemos, para poder deducir el rumbo que lleva. Después de un rato vemos la luz de babor y también que la demora (ángulo entre nuestra proa y el barco) no cambia, eso quiere decir que llevamos rumbo de colisión. Encendemos el radar, nos marca el ferry a unas 6 millas. Eso no es mucho teniendo en cuenta la velocidad a la que navegan. Intentamos contactar con el por la emisora: FERRY SHIP, FERRY SHIP, FERRY SHIP, THIS IS SAILING SHIP MOLA MOLA. Una llamada y otra y otra y nada, no contestan. Las luces cada vez se ven más cerca, y si el rumbo no es de colisión, está cerca. Desde luego que lo que no vamos a hacer es pasarle por la proa a ver si libramos. En teoría el barco de vela tiene prioridad sobre los barcos de motor, son ellos los que deben maniobrar para esquivarte, pero....y si no nos ha visto?. El ferry ya se encuentra a dos millas, y sigue sin contestar, ahora se ve como si estuviese encima. Bea!!! vamos a cambiar el rumbo. Orzamos el barco con la intención de pasarle por la popa y hacemos la última llamada al ferry, diciéndolo que hemos cambiado el rumbo para evitar colisión. Ahora si contesta el muy cabrón y me dice con tono muy pausado que esta todo controlado, que me ve en su radar y que todo esta bien. Estallo, será por el cansancio y por los nervios, pero reviento, le grito por la emisora, diciéndole que claro que esta todo bien!!despues de 20 minutos llamándole y teniendo que cambiar el rumbo finalmente!!!
En fin.....anécdotas nocturnas.


Preparando la observación de estrellas del crepúsculo para sacar la posición

Bea escribiendo la última entrada del viaje

El Mola Mola amanece entrando en el Río. Caleta del Sebo por estribor

Cocina a bordo a cargo de Bea



Aperitivo matutino

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola pareja!, sigo vuestra aventura, deseo que vaya todo bien . un abrazo .Rita